Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha sentido la necesidad de contar historias.
Todas las culturas han perpetuado a través de una incesante tradición oral y escrita los valores fundamentales y la idiosincrasia de un pueblo. Una de las manifestaciones más comunes en la transmisión de esos valores a lo largo del tiempo ha sido el cuento.
Tradicionalmente los cuentos han tenido un uso muy amplio y muchas han sido sus funciones dependiendo del momento en el que eran contados, del lugar en el cual se hacía y de la persona o personas que los contaran o escucharan, pero si tuviéramos que dividirlos en dos grandes grupos, a uno de ellos corresponderían los "cuentos para dormir a niños demasiado despiertos" y al otro grupo los "cuentos para despertar a niños demasiado dormidos". Los cuentos que se relatan en este libro forman parte del segundo grupo.